Nombre científico: Nephrops norvegicus. Características: Crustáceo decápodo marino de caparazón fuerte, ancho y aplanado. Cabeza larga y primer par de patas formado por dos pinzas trituradoras iguales. Coloración anaranjada o rosácea. Longitud máxima de 25 cm, habitualmente no más de 20 cm los machos, hembras de menor tamaño. Hábitat y modo de vida: Se encuentra a partir de los 50 m, aunque con mayor frecuencia entre los 200 y los 800 m, según temperatura. Muy territoriales, con mayor actividad al anochecer cuando se alimentan, suelen alojarse en galerías que ellas mismas excavan sobre fondos blandos de grano fino. Periodo reproductor entre primavera y verano. Distribución: Costa atlántica desde cabo Norte hasta Marruecos, Mediterráneo y Adriático. Pesca: Capturado principalmente con arrastre de fondo y excepcionalmente con nasas.
EL PARTO DE LA CIGALA: Comparte la cigala una particularidad con nuestra especie: el periodo de gestación de sus crías dura nueve meses. Obviamente estamos hablando de un crustáceo, así que no pensemos en términos humanos y mejor veamos como lo hace: la reproducción de la cigala es sexual. La puesta suele ocurrir entre primavera y verano. Las hembras llevan los huevos (unos 4.000, de color azul oscuro) pegados bajo el abdomen, que serán fecundados por los machos después del desove. Pasados unos nueve meses de la fecundación, de estos huevos nacerán las larvas. Tiene un crecimiento muy lento ya que no alcanza su madurez sexual hasta los cinco años de vida, cuando mide alrededor de unos 8 cm. Estas características reproductoras y de crecimiento hacen, lamentablemente, de la cigala una candidata a moverse siempre en el filo del peligro de extinción. Reúne dos facetas clave: una puesta no demasiado abundante, y un lento crecimiento que pospone hasta los cinco años su capacidad de reproducirse. Cinco años es mucho tiempo, y cuando digo mucho, lo digo desde una perspectiva totalmente humano centrista, consumista y depredadora, es decir mostrando el lado oscuro que nuestra raza posee y que tanto influencia nuestro entorno. Afortunadamente parece que zonas que hace algunos años padecían unos datos alarmantes, como en Galicia, se han ido recuperando. Sin embrago queda todavía mucho que cambiar, desde la forma de pesca (el arrastre de fondo siempre está en entredicho) hasta los hábitos de consumo, pasando por entender que todas las especies tienen sus ritmos y tenemos la obligación de respetarlos.
http://www.mercadosmunicipales.es/uploads/pescados/Cigala.pdf
http://www.lavozdegalicia.es/galicia/2007/11/25/0003_6348397.htm